DEFINICIÓN DEFOLKLORE
Folklore es una palabra de la lengua inglesa que también se utiliza en nuestro idioma, aunque, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), se escribe folclore. En ocasiones, puede aparecer escrita como folcklore, folclor o folklor.
El término hace referencia al conjunto de las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura. Se conoce como folklore, además, a la disciplina que estudia estas materias.
El folklore incluye los bailes, la música, las leyendas, los cuentos, las artesanías y las supersticiones de la cultura local, entre otros factores. Se trata de tradiciones compartidas por la población y que suelen transmitirse, con el paso del tiempo, de generación en generación.
Los estudiosos distinguen entre cuatro etapas del folklore: el folklore naciente incluye los rasgos culturales de creación reciente; el folklore vivo es aquel que todavía se practica en la vida cotidiana; el folklore moribundo preserva ciertos elementos tradicionales, en especial en los ancianos del grupo; el folklore muerto, en cambio, pertenece a una cultura extinta.
El folklore es distintivo y propio de cada pueblo. En tiempos de globalización, la cultura tiende a homogeneizarse y los países dominantes imponen sus creaciones. Por eso el folklore supone un ámbito de resistencia para la identidad.
Existen peñas, centros culturales y organizaciones que se encargan de defender el folklore y transmitirlo a los más jóvenes con la intención de perpetuarlo. De esta manera, el folklore garantiza su subsistencia intergeneracional y no depende solo del grupo de personas de mayor edad.
Es importante señalar que existen ciertas actividades que se encuentran dentro del folklore de un pueblo que van en contra de la vida y a favor del maltrato, sobre todo animal, y que hay muchos grupos de activistas que luchan por cambiar esa parte de la cultura para adaptarla a una realidad más justa para todos.
La cultura como una herramienta para la xenofobia
El valor que tienen las raíces para un pueblo puede ser determinante de su apertura a otras culturas. Si bien es cierto que apreciar lo propio es importante y que es necesario comprender de dónde venimos para saber hacia dónde deseamos ir, la cerrazón tan propia de los pueblos que tienen un folklore bien arraigado, es causa en muchos lugares de importantes conflictos de discriminación contra aquéllos que vienen de otros países o regiones.
En muchos lugares, sin embargo, con el avance de la globalización las costumbres van difuminándose y pierden importancia o se fusionan con corrientes que provienen de otros países. Para los amantes de la cultura pura estos son temas preocupantes y la forma que tienen de enfrentarse a ellos es menospreciando lo que procede de otros países o intentando inculcar en sus descendientes el amor por la patria y el desprecio a todo lo que viene de afuera.
La xenofobia es un problema del que ningún país se encuentra exento y que es la consecuencia de la sobrevaloración de las ideas y las costumbres en detrimento de la humanidad. En muchos países incluso existen planes de los gobiernos que colaboran con la discriminación y con que este problema se agrave aún más.
El folklore de un pueblo es sumamente importante para entender la forma en la que éste vive, su historia, cómo fue surgiendo la estructura social que hoy podemos conocer, sin embargo es importante señalar que éste no debería contemplar el maltrato de ningún tipo. Por tanto, así como las jineteadas en ciertos países latinoamericanos y las corridas de toros en España y otros países de habla hispana, deberían suprimirse, también deberían hacerlo todas aquellas actitudes de los pueblos en defensa de sus tradiciones si éstas fueran en contra de la solidaridad y la integración social.
DANZA FOLKLÓRICA
El folklore o folclore hace referencia a las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura. Esto incluye a los relatos, las artesanías, la música y los bailes, por ejemplo. La danza, por otra parte, es la acción de bailar, es decir, la ejecución de movimiento al ritmo de la música.
Estas dos definiciones nos permiten acercarnos al concepto de danza folklórica, que son los bailes típicos y tradicionales de una cultura. La danza folklórica suele realizarse por tradición (no es un arte innovador) y puede ser bailada por cualquier hombre y mujer (no es exclusividad de los bailarines profesionales, aunque pueden existen grupos profesionales de danza folklórica).
Además de todo ello es importante establecer dos características más que definen a lo que es la danza folklórica. Por un lado nos topamos con el hecho de que, por regla general, aquella no es bailada por la aristocracia sino por la gente del pueblo llano y también es necesario resaltar que este tipo de baile ha dado lugar en muchos casos a nuevos bailes modernos.
Este tipo de danzas se realiza especialmente durante acontecimientos sociales como fiestas y conmemoraciones. Los más jóvenes aprenden al ver bailar a los mayores, quienes se encargan de enseñar los secretos de cada danza para perpetuar la tradición.
La polca, un tipo de baile surgido en la región de Bohemia durante la primera mitad del siglo XIX, es un ejemplo de danza folklórica europea. Se caracteriza por el tempo rápido, en compás de 2/4 que exige movimientos veloces y agilidad.
En el caso de España nos encontramos con diversos tipos de danza folklórica. Así, por ejemplo, una de ellas es la jota. Bandurrias y guitarras son fundamentalmente los instrumentos musicales que se utilizan para interpretar este tipo de pieza que luego los bailarines danzan ataviados con los trajes regionales típicos de cada comunidad autónoma y al mismo tiempo que ellos mismos tocan castañuelas.
De la misma forma, tampoco podemos pasar por alto el hecho de que una de las danzas folklóricas españolas más importantes es el baile flamenco. En el siglo XVIII, y concretamente en Andalucía, fue donde surgió el flamenco en general, tanto la música como la danza, que en estos momentos está catalogado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Entre los muchos bailaores de flamenco hay que destacar a grandes figuras de la talla de Sara Baras, Joaquín Cortés, Antonio Gades, Carmen Amaya, La Argentinita o La Chunga. Ellos y otros muchos más son los que han llevado esta danza folklórica por el mundo consiguiendo que la misma se convierta en un arte de gran reconocimiento y muy admirado por toda la geografía del planeta.
Otra danza folklórica que ha trascendido por el mundo es la danza del vientre, que combina elementos de Oriente Medio y del norte de África, aunque se ha actualizado con influencias occidentales.
En Argentina y parte de Bolivia, una danza folklórica muy popular es la chacarera, cuya música se ejecuta con guitarra, violín y bombo. La base rítmica de la chacarera es compartida por otras danzas folklóricas, como el gato (que también se baila en Uruguay).
FOLKLORE MUSICAL EN ESPAÑA
Podemos decir que el baile es el lenguaje mímico del alma. También, es la manifestación más expresiva y genuina de los sentimientos y emociones del hombre, bien sean religiosos o guerreros, eróticos o supersticiosos; explosión de un deseo o necesidad, es además, manifestación de alegría motivada por cualquier otra causa.
España es, posiblemente, uno de los lugares del mundo occidental, en el que el baile y la danza hayan arraigado más profundamente. Su originalidad y riqueza es manifiesta. En España se ejecuta un variado número de danzas y bailes rituales, que adquieren un sentido profano o religioso, según sean destinadas a unos u otros de los rituales de la vida de un individuo. Suelen organizarse en plazas y espacios públicos en donde concurren diversidad de elementos sociales dispuestos a manifestar alegría y buen ánimo, ante una determinada celebración o acontecimiento. Y éstos son tan numerosos y variados que el profesor García Matos ha recogido cerca de dos mil de diferentes tipos y funciones: "de lo primitivo, ingenuo y simple a lo complejo y desarrollado; de lo simbólico, religioso y ritual a lo amoroso, dramático, ceremonial, lúdico, exultante y recreativo”, son sus múltiples manifestaciones de movimientos y pasos, ritmos y compases.
Así, cada región tiene su baile popular con su mímica característica permanente, donde expresa su genio artístico, su elegancia, alegría o distinción de su ritmo. Entre las formas de bailes y danzas más generalizadas en España se encuentran la Jota, la Seguidilla, el Fandango, junto con las diversas variantes de éstas, que configuran la gran riqueza del folklore de nuestro país.
La JOTA es una forma músico tradicional de las llamadas fijas y de fisonomía coreográfica cantable. Existen dos grandes grupos de Jotas: la Aragonesa, que es la más difundida, y la Navarra, de estilo más melismático y libre respecto a las otras, que se muestran con más sobriedad. Martínez Torner atribuye a la jota una ascendencia vinculada con el fandango andaluz. Parece probable además, que el nombre de jota derive de sotar o xotar (saltar), y muchos son los indicios de que esta danza provenga de un rito de fecundidad.
Las SEGUIDILLAS puede que sean una de las aportaciones más estimables y genuinas de la comarca manchega a la música tradicional española, según opinión de García Matos. A partir del siglo XVI se constata la presencia tanto en los ambientes rurales como en los urbanos, de tal forma que la expresión geográfica de la seguidilla es muy amplia, adaptando apelativos propios para las diferentes latitudes.
El FANDANGO es uno de los diversos aires de danza que más han proliferado. El tipo coreográfico del fandango ha generado otros bailes emparentados con él y de similares características, como las malagueñas, granainas, murcianas y fandanguillos. El especialista Aurelio Capmany distingue tres regiones de España bien diferenciadas en cuanto a sus bailes: los bailes de la zona norte, caracterizados por su movimiento traslatorio y su origen guerrero; los de la zona centro y Levante (a excepción de la jota aragonesa) que son ceremoniosos y solemnes; y los del sur, que son expresivos y sensuales. En una descripción por Comunidades Autónomas encontramos un panorama variado.
En GALICIA destaca el baile de la Muñeira, por su alegría, movilidad y vistosidad. Se acompaña de gaita y pandeiro y de las canciones y gritos de exaltación que se salpican continuamente. Es indudablemente, la expresión más sincera del alma gallega. Existen diversas clases de Muñeiras según las comarcas: la Redonda de Monterrey, la Ribeirana de Orense, el Golpe, la Caballeresca, etc. Otras danzas gallegas son por ejemplo, las Riberianas, Fandangos, Rúas Ruadas, Foliadas Pandeiradas.
Los bailes y danzas más representativos de ASTURIAS son la Danza Prima, que destaca por su antigüedad; el Baile del Pandeiro de los Vaqueiros de alzada; el Pericote, típico de la región de Llanes, se baila en grupos de a tres, un hombre y dos mujeres y al son de tambor y pandereta; el Corri Corri, de la zona de Cabrales, lo baila un hombre y varias mujeres. Otros bailes de esta región son el Baile de los Pollos, el Xiringüelu, el Perindongo, la Giraldilla, etc.
El baile más antiguo que se conoce en CANTABRIA, es la llamada Danza de Ibio, de indudable origen guerrero. La bailan hombres, a veces vestidos sólo con pieles. Entre los bailes propios por parejas está el llamado A lo alto y a lo bajo y la Danza del cuevanuco que es propiamente pasiega.
En el PAÍS VASCO las danzas se pueden agrupar en tres categorías: danza de cortejos, danza de juegos y bailes públicos solemnes. De entre todos, los más típicos y popularizados son el Aurresku, llamado también Eskudanza y Baile Real, que consta de varios tiempos, uno de los cuales es el Zortzico, en sus distintas modalidades o tiempos, ya sea Mañé o Flaqué; el Ariñ—ari, Biribilketas y Fandangos. Se baila al compás del chistu y tamboril, que toca una misma persona. Esta es una costumbre, que según la especialista Mª Luisa Herrera Escudero, se da en España desde Salamanca hasta el Pirineo y continúa por Francia hasta Provenza.
En CATALUÑA los bailes se caracterizan por su simplicidad sobria y austera. Los tipos coreográficos más usuales en el folklore catalán son el Contrapás, que tuvo en su origen un sentido religioso y tiene un carácter ceremonioso y sereno; la Sardana, baile que es la expresión del sentir catalán, con todo lo que tiene de exactitud y precisión en los movimientos; el Ball Pla y el Hereu-Riera, bailes de pareja y los que evolucionan mediante una fila o farandola. Otras danzas son la Balanquera, el Ball del Ciri, Ball de L’Esposada y L'Escarrama, el baile de la Morratxa, o del Feudal, de Girona, etc. En la actualidad, los bailes y danzas de las tierras catalanas son acompañados únicamente por la cobla, como formación instrumental.
En las danzas VALENCIANAS, hay algunas que presentan una antigua ascendencia y dejes de tipo rítmico, métrico y ritual. Son típicas las Dansaes, baile campesino, serio y decoroso. La Xáquera vella, sobria, elegante y con un cierto aire de pavana. La Danza de la marinera es típica de Castellón, que se baila con acompañamiento de rondallas, palmadas y castañuelas, interviniendo en ella, tanto los que bailan como los que animan. Otros bailes típicos son el Bal del Torrent, el Moixent, etc., además de las jotas y fandangos, que aunque todas con su peculiaridad particular, presentan la constante de la serenidad y armonía en sus movimientos cadenciosos.
MURCIA, a pesar de ser región confluyente de corrientes folklóricas andaluzas, castellanas y levantinas, tiene un baile muy típico que es la Parranda, que con el canto final el retal, la alegría y el júbilo llega a su cima. Otro baile interesante es el de Las enreás, muy antiguo y típico de Jumilla. También encontramos las malagueñas murcianas, aunque distintas de las que se bailan en Andalucía, presentan grandes afinidades con ellas. La forma coreográfica musical que más se asemeja al fandango andaluz es el llamado Fandango Yeclano. Entre los bailes sueltos, en Murcia se baila el Zángano, baile de gran movilidad en el que intervienen dos mujeres y un hombre. Otros bailes son las Pardicas, Alpargateras, Serranas, etc.
En las tierras de CASTILLA LA MANCHA son tradicionales las Seguidillas, que si no es la cuna de su nacimiento, sí al menos, la de su arraigo en la península, ya que es el baile más castizo y más bailado en todas sus regiones. De igual manera se estiman los Boleros, baile popular típico del Madrid castizo de finales del siglo XVIII y gran parte del XIX, hasta que fue reemplazado por el Chotis. Este, al compás del popular organillo o manubrio se baila "bien agarrao", y a poder ser, "sin salirse de un ladrillo". El Fandango, las Jotillas, las Tonás, las Meloneras, son otros bailes típicos manchegos. Encontramos además, una serie de danzas religiosas típicas, que destacan por su carácter alegórico, como la Danza de Camuñas de Toledo, las Animas, etc. Son interesantes también, los Galopeos de Huete, el Trenzado, de Belinchón, el Paloteo de Albalate de Zorita.
CASTILLA Y LEÓN posee un amplio repertorio destinado a bailes y danzas. La característica general de estos bailes, es que son solemnes y pausados, con algunas excepciones, como es de esperar. El ritmo que siguen de forma general, es el de la jota o las seguidillas. Dulzaina y tamboril, sobre todo en la parte central, acompañados por la pandereta, suelen marcar los bailes de la zona, animados también por las castañuelas de los danzantes. En Burgos, como en otras localidades de la Castilla alta, encontramos el Baile Al Agudo, que a veces toma los sobrenombres de agudillo, a lo ligero, milano, arriba, a la pandera. Las provincias de Segovia, Soria y Burgos poseen una danza característica conocida como la Rueda. En Salamanca se conocen las Charradas, cuya particularidad es que el cuerpo y la cabeza se mantienen firmes, teniendo toda la gracia en el trenzado que hacen con las piernas. En casi toda Castilla se conoce un baile denominado habas verdes. Algunos autores de folklore musical han visto en él la transformación de la seguidilla castellana, aunque también se conoce en otras regiones, particularmente, en la zona de Extremadura, donde se ha mantenido muy vivo en la tradición popular.
EXTREMADURA ha sabido guardar gran número de bailes y danzas tradicionales del sabor más autóctono. Los sones Brincados, Sones a lo llano, el Pindonga, el Perantón, el Baile de la Pata o del Pollo, así como los bailes de la Zajarrona, del Candil, de Guadalupe. Un baile de la localidad cacereña de Montehermoso es el llamado Pindongo, baile satírico y burlón. El Perantón es un baile conocido en varios pueblos extremeños. El baile está relacionado con el peropalo, muñeco de trapo que era juzgado en la Plaza Mayor del pueblo el domingo de carnaval. El Quita y Pon, una danza alegre y optimista. Se trata de un baile de parejas en el cual el ritmo, similar al de la jota, es interpretado a las castañuelas por el hombre.
Respecto a ANDALUCÍA, nos dice Aurelio Capmany, que cada una de las principales ciudades de esta comunidad ha dado nombre a un baile particular: Malagueña, Granaina, Sevillana, también el Ole gitano de Cádiz, el Jaleo de Jerez, la Rondeña de Ronda, etc. De todos los bailes españoles, es el andaluz el que ha despertado mayor admiración entre propios y extraños. El baile flamenco difiere del resto de las danzas populares españolas, esencialmente, por su técnica solitaria, que hace de su intérprete, figura única en sus desenvolturas. El baile flamenco apenas necesita espacio para su evolución. El espacio para moverse es tan pequeño, que a veces, el tablero de una mesa basta. Así, el bailaor genuino casi no se mueve del sitio y acompaña la danza con gran gesticulación de brazos y manos, recordando las formas de la expresión plástico—corporal. Sin embargo los bailes pertenecientes al género flamenco, no deben eclipsar aquellos otros con un marcado carácter ritual, que el pueblo interpreta en las celebraciones cíclicas, como procesiones o alabanzas a los santos, etc. Así, otros bailes con influencias más o menos notorias o nulas del flamenco, son el Tarandeo, el Vito, la Chacona, el Escarramín, la Gorrona, la Zarabanda, Fandango, Soleares, Peteneras.
En cuanto a las ISLAS BALEARES, en la isla de Mallorca existen aún ciertos bailes religiosos de notable antigüedad. Las danzas de esta isla podían agruparse en tres géneros: los Nateixes, las Jotas y los Boleros. Estos últimos, resultan una variante de los de la península, y se conocen desde principios del siglo pasado. El Copeo es otro de los bailes típicos en la tradición mallorquína. Otros bailes típicos son los que se ejecutan en los días de carnaval, Ball de la Ximbomba, o en el de pascua, Bal de ses Panades. En Ibiza y Formentera, se guardan aún más ancestrales danzas ligadas con los ritmos nupciales y otras celebraciones que reciben el nombre de Ball Pagés.
Los bailes propios de las ISLAS CANARIAS, presentan, según A. Capmany un carácter confuso sobre su origen entre autóctono, peninsular, e incluso americano. Los hay verdaderamente curiosos y dignos de ser estudiados por su filiación histórica: Isas, Tajarasque, Serinoque y Canario, se encuentran entre las primeras. Folias, Seguidillas, Saltonas, Malagueñas, Tangos y Tanguillos, se encuentran entre las segundas. La isla de Gomera guarda precisamente un tipo de baile original, es el baile del Tambor, que posee una de esas músicas de probable origen prehispánico, que han conservado en su esencia todo un substrato etnomusical de elevado valor histórico.
Existen además en España, un gran número de bailes y danzas no ceñidos a regiones o a tierras determinadas, sino que se han repartido de forma similar por todas nuestras latitudes, que fueron adaptados de otros extranjeros. Entre éstos destacan el Rigodón, la Contradanza, el Vals, el Escocés, etc.
Aquí queda este inventario, como modesta aportación, de un testimonio de las canciones y danzas populares y de la riqueza del folklore musical, que ha existido en nuestro país y que va desapareciendo ante los ojos impasibles de todos sus herederos.
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